
Los cultivos de maíz son objetivos de una serie de insectos nocivos que han vuelto necesarias intervenciones y tratamientos de defensa del cultivo.
La peor amenaza es la que viene del barrenador del maíz (Ostrinia nubilalis), entre los principales insectos parásitos y fitófagos del maíz. Una mariposa nocturna de dimensiones medias, con una apertura alar de 25-30 mm, que puede ser reconocida por las alas de color amarillento.
La forma adulta del barrenador del maíz no crea daños directos en las plantas de maíz. De hecho, las larvas son la causa de las consecuencias nefastas en el cultivo.
Los daños del ataque del parásito son al nivel de las hojas, de los tallos y de las cariópsides.
Más en específico, las larvas de primera generación dañan las hojas y entran en la caña, donde, alcanzan la madurez y se hacen crisálida.
Pero son las larvas de segunda generación, que nacen en el medio del verano, las que causan los daños más pesados, atacando las espigas y carcomiendo las cariópsides, para luego penetrar en las mazorcas y en las cañas, llegando hasta la base donde buscarán tallos u otros residuos que queden en campo en el que pasar el invierno.
Los daños causados de las larvas de barrenador del maíz pueden ser directos o indirectos.
- Daños fisiológicos: excavando galerías y nutriéndose del interior del tallo, las larvas destruyen el sistema vascular, causando una alteración de las funcionalidades metabólicas de la planta. En este caso las plantas serán débiles, más pequeñas y producirán menos cariópsides por espiga. Y, por lo tanto, la recogida será menos rica. Además, está el fuerte riesgo de que la caña dañada internamente pueda despedazarse.
- Daños cuantitativos: los daños de las larvas en las espigas y en las cariópsides tiene como consecuencia directa la disminución pesada del rendimiento productivo que será también de menor calidad. Con pérdidas productivas que varían del 5-7% en cosechas normales y lleguen hasta el 30% del rendimiento potencial del cultivo en los casos de mayor gravedad.
- daños cualitativos: las lesiones y los orificios causados por la conexión del insecto constituyen la vía de acceso por moho, hongos y bacterias que puedan dar lugar a la contaminación por parte de micotoxinas peligrosas para los hombres y los animales.
Uso de los nebulizadores neumáticos con cabezal de cañón giratorio
El control de las plagas por barrenador del maíz es fundamental para obtener un rendimiento productivo elevado y de alta calidad.
La defensa del barrenador sigue los criterios de la lucha guiada e integrada. La intervención con agrofármacos consiste en tratamientos de control de la población para realizar en la aparición de las larvas de primera generación, antes de que estas penetren en la caña. En caso de necesidad, los tratamientos se repiten contra las larvas de segunda generación.
Tiempo y precisión son fundamentales para el buen resultado del tratamiento. Por esto es necesario un monitoreo en el campo seguido por la intervención de máquinas agrícolas para el tratamiento en el maíz.
El monitoreo del barrenador es, de hecho, un presupuesto muy importante para poder contener la plaga del parásito. Los relieves por lo general se realizan instalando trampas de feromonas y luminosas en los márgenes de los campos para identificar el inicio de los vuelos - y, por lo tanto, la presencia de adultos - y supervisar la consistencia de la población y las capturas. El monitoreo puede ser completado con la observación directa de las masas de huevos en las hojas.
Las intervenciones con fitofármacos se realizan por lo general desde cañones atomizadores parra tratamientos en el Maíz o desde pulverizadores con barras que, de lo contrario a los primeros, deben entrar en campo para realizar el trabajo con el riesgo de dañar parte del cultivo.
El atomizador con ventilador de cañón Mig Top está estudiado para el tratamiento de cultivos de maíz u otras plantaciones análogas y resulta, por lo tanto, la solución ideal para combatir el barrenador en modo rápido y eficaz.
De hecho, el potente ventilador de cañón con doble aspiración asegura un alcance de 45/50 metros, mientras la rotación hidráulica a 45° del mismo, junto con la extensión y al movimiento vertical del cabezal de salida, permiten posicionarlo del mejor modo y alcanzar una cubierta precisa y extendida sin ningún daño a los cultivos.
De este modo es posible alcanzar una cubierta ideal sin la necesidad de entrar en el campo y, por lo tanto, sin dañar la cosecha, que se salva así tanto del barrenador como del pisoteo por parte de las máquinas.